miércoles, 23 de abril de 2014

LA MUERTE - PARTE 2 - Mi temor a la muerte...


Extracto de mi libro, "Cómo amar a Dios con todo tu corazón". Derechos Reservados 2015. Escrito por Guadalupe C. Casillas.

En esta sección de mi libro describo el temor que le tenía a la muerte y que, mejor dicho, "Quién" hizo que ese miedo desapareciera...

"Una de las razones por las que amo tanto a Jesús es por haberme dado la vida eterna. Estoy supremamente agradecida de saber esto, porque le tenía mucho temor a la muerte, o solo pensar que mis seres queridos fueran a morir.

Cuando yo tenía nueve años, regresaba con mi familia de un día en la playa en Nicaragua. Las carreteras eran muy peligrosas, pues no había barandas que nos protegieran en las curvas de los precipicios. Miré muchas cruces con flores que honraban a aquellos que habían muerto al haberse salido de la carretera. Pensé en lo triste que sería perder a mis papas o a mis hermanas en un accidente. Mis lágrimas empezaron a rodar suavemente sobre mis mejillas. La muerte me preocupaba constantemente.

A los veinte años la depresión llego a mi vida. No quería vivir. Mi médico pensó que mi condición se debía a mis hormonas. Yo no estaba asistiendo a la iglesia durante ese tiempo. Había perdido mi fe en Dios (en un capítulo posterior leerás en detalle cómo esto llegó a ser). A pesar de que tenía un esposo maravilloso, una casa preciosa y que podía quedarme en casa con mis dos hijos, me quería morir. Un día, casi sucedió. Mi esposo Eduardo y yo estábamos disfrutando de la piscina en un hotel en Lake Tahoe, California. Yo no sabía nadar y estaba de pie en la parte menos profunda cuando decidí tomar un par de pasos, y de repente no pude pisar el fondo. Grité para pedirle ayuda a Eduardo, levantando mis brazos antes de hundirme. Cuando me estaba ahogando, le dije a Dios: "Señor, perdóname, no quiero morir. Por favor, sálvame".

Dios escuchó mi oración. Eduardo vino a mi rescate, y me salvó la vida. Estaba agotado pues tuvo que empujarme hacia el borde de la piscina para prevenir que me colgara de él, de lo contrario ambos nos hubiéramos ahogado.

Mi más reciente incidente de estar cerca de la muerte fue diferente. Lo que he aprendido acerca de la vida eterna con Jesús y de la belleza del cielo me han ayudado a superar el miedo a la muerte. Mi amor por Jesús ha aumentado tanto en los últimos años que no hay lugar donde prefiera estar, que con Él.

La lluvia golpeaba el parabrisas mientras conducía por la autopista 50. Estaba escuchando una canción basada en el Salmo veintitrés. La letra habla de que Dios siempre está en control, incluso cuando caminamos por el valle de sombra de la muerte. En dos ocasiones, al pasar por un par de hoyos en la carretera, mi coche se había deslizado y esto me hizo recordar que las llantas de mi carro estaban bien gastadas, y decidí  reducir la velocidad. En el tercer hoyo, perdí el control y mi coche se salió de la carretera dando vueltas en la división central. En ese entonces no habían barandas que me detuvieran de cruzarme hacia el tráfico del sentido opuesto, sólo había lodo y hierba dividiendo las dos carreteras.


Incapaz de hacer que mi coche dejara de girar y se detuviera, dije en voz alta: "¡Oh, entonces este es el final! Así es como iba a morir, en un accidente automovilístico a los cuarenta y tres años". De repente, sentí como si todo giraba en cámara lenta, mientras anticipaba chocar con uno o más coches al cruzar al otro lado de la carretera. Luego imaginé el trágico cuadro de mi muerte anunciado en el periódico local y pensé en la tristeza que sentirían mis seres queridos.

De repente, me dije, "!Ah, esto significa que dentro de unos segundos voy a estar alabando a Jesús... cara a cara!" Me sentí emocionada y contenta, porque me encanta alabarle. La idea de poder hacerlo en su presencia me llenó de mucho gozo.

En mis pensamientos le dije a Dios: "Está bien, Señor, estoy lista. Pero por favor, que sea rápido. No quiero estar en dolor por mucho tiempo." Entonces estas palabras salieron de mis labios: "Señor, protégeme por favor".  Eso no fue lo que yo había querido decir. Yo estaba lista para irme con Jesús. Porque, aunque estoy locamente enamorada de mi esposo y quiero mucho a mis dos hijos preciosos, amo más a Jesús.

Cuando invoqué el nombre del Señor, sentí como si una mano me apretó el pie. En ese momento noté que estaba presionando el freno hasta el fondo. Yo no quería dejar de frenar. Pero lo hice de forma automática y rendí el control de mi vehículo.

El volante comenzó a girar por su propia cuenta y mi coche se detuvo completamente. ¡Yo no lo podía creer! Le dije a Dios: "Gracias, Señor por salvarme". Noté por medio del espejo retrovisor que mi baúl estaba abierto. Cuando salí de mi coche para cerrarlo, me di cuenta que mi vehículo estaba perfectamente recto y en el centro del trecho que dividía las dos carretera. Yo no sé cómo estacionarme recta. Supe entonces que fue Dios quien vino a mi rescate esa mañana.

De repente volví a  escuchar la música de mi CD. Cuando mi coche estuvo girando sólo hubo silencio y paz. En esos pocos segundos, donde el tiempo pareció detenerse no tuve nada que confesar. Nada de que arrepentirme. Sé que Dios me ha perdonado por todos mis pecados del pasado. Y acostumbro a confesarme con Dios inmediatamente cuando fallo.

Sobrevivir esa experiencia me permitió decirle a mis seres queridos acerca de la alegría que sentí al saber que conocería a Jesús en persona. Si yo hubiera muerto, mis seres queridos probablemente hubieran pensado que había estado aterrorizada, pero no fue nada así.

Unas horas más tarde le pregunté a Dios por qué no me había preocupado por mi esposo y mis hijos. En mis pensamientos escuché, "Es porque ya los has puesto en mis manos". Cuando yo muera, sé que Dios cuidará muy bien de mi familia tal como ha cuidado de  mí". (Cómo amar a Dios con todo tu corazón - Derechos Reservados 2015).


Comparto esta canción titulada, "Puedo imaginarme", que habla de el día en que estemos cara a cara en la presencia de Dios.


En mi próximo y último blog de la serie acerca de la muerte, "Muerte - Parte 3", hablaré de los pasajes de la Biblia que hablan de lo bello que es el Cielo y la eternidad divina que nos espera...
 

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